23.11

 
MITOS DEL HUERTO DE LOS HUESOS: DIEZ MIL PLUMAS NEGRAS. Jeff Lemire, Andrea Sorrentino, Dave Stewart. Esto va de crear atmósferas. Y para atmosférica, la grapa introductoria que viene de regalo con este volumen, que da el perfecto tono de lo que será esta serie. Gracias, Astiberri, y gracias, autores. Nueva entrega de terror (psicológico, que es más adecuado en el cómic) del tándem Lemire / Sorrentino. Quizá más elaborada que otras anteriores, pero sigue dejando esa sensación a la que nos viene acostumbrando el guionista desde hace unos años de que sabe a poco. No de que le falte esfuerzo, sino de que parece premiar la cantidad, el volumen de producción, a tomarse el tiempo necesario para entregar algo con más enjundia. Y no es que sea un trabajo fallido ni poco válido. Todo lo del Huerto de los Huesos tiene ese aroma de inquietud, de que puede haber algo grande detrás a poco que se le dé una oportunidad, pero quizá sea una impresión en la que el propio lector pone más de su propia parte, de sus ganas de que le guste, que otra cosa. Así que, si les funciona Andrea Sorrentino, es el dibujante el que salva la historia. Si no les atrae su estilo, poco hará por sacarla a flote.
 
KILL OR BE KILLED. Ed Brubaker, Sean Phillips, Elizabeth Breitweiser. Los cómics de superhéroes son una fantasía. Y como casi todas las fantasías, no funcionarían en la vida real. Incluso aquellos que no tienen poderes, explorados en un entorno realista, se enfrentan a un diagnóstico por psicopatía. En ello se fundamenta (y aquí va otra) la presente obra magna de uno de nuestros tándems favoritos, una incursión en el vigilantismo que explora sus relaciones con la locura, pues hay que estar mal de la cabeza para ponerse una máscara y salir a repartir justicia a bofetadas, supongo. Que la alquimia de los Brullips ha perfeccionado su sinérgico método de trabajo (perdonen la frasecita) hasta hacer oro de todo lo que producen es bien sabido, pero aquí van un paso más allá. Desde la brillantísima ocurrencia del empleo del narrador poco fiable que consigue meter al lector dentro de la cabeza del protagonista, pasando por el incisivo monólogo interior, hasta el exigente dibujo cuajado de detalles que da tantas pistas sobre lo que está pasando como el mismo relato. El color de Elizabeth Breitweiser también está perfecto, lúcido, atmosférico sin necesidad de nepotismo ni de que parezca que estamos en medio de un viaje lisérgico. Parece que lo único que tenía de malo eran sus opiniones.
 
DAREDEVIL: EL DIABLO CONOCIDO. Mark Waid, Chris Samnee, Matthew Wilson. Se acabó Daredevil, se acabó. Este es el final de la última gran etapa de un personaje que ha pasado por grandes etapas. Cada uno tiene sus favoritas y todos sabemos a las que nos referimos, pero pocos personajes han tenido la suerte que ha tenido Daredevil con sus guionistas a lo largo de una historia editorial tan extensa. Lo que diferencia la etapa de Mark Waid al frente del abogado ciego es que, tras tanto dramatismo, tantas turbulencias y tantos tiempos inciertos, llegaba con un renovador clasicismo que, seguramente llevado por el título del primer arco y su chispeante arranque, acuñaría el sello de que este era el regreso del Daredevil optimista, lejos de la atormentada oscuridad establecida por los escritores que lo precedieron. No es tanto así. Entre el brillo siempre asoman las grietas y Waid hace de Matt Murdock un personaje vivo y lleno de matices, consciente de su depresión, de que es un hombre hundido, pero también que hace un esfuerzo para salir de esa situación, que la mira de cara y lucha para escapar de ella. Daredevil batalla contra su oscuridad y no sucumbe, se emociona con los pequeños detalles cotidianos entre los combates y supera cada tropezón riéndose de sí mismo con socarrón sentido del humor. Esa es la grandeza de este tebeo, la clara intención de ver la vida de un modo optimista a pesar de todos los golpes que nos ofrezca.
 
EL PEREGRINO DE LAS ESTRELLAS. Carlos Trillo, Enrique Breccia. Tras Alvar Mayor, Carlos Trillo y Enrique Breccia parten de los presupuestos planteados en su obra anterior para llevarlos al extremo e internarse en un mundo fantástico que les permita construir sus historias alegóricas ya sin tapujos dirigiendo su mirada a las pequeñas contradicciones y ruindades del ser humano. En muchos aspectos, la estructura de El Peregrino de las Estrellas replica los convencionalismos del cómic de aventuras con un trío estelar que es la versión expresionista del héroe carismático, el compañero extrovertido y fortachón y el secundario adolescente. La originalidad viene cuando se los coloca en una carraca británica del siglo XVI y la lleva a surcar los mares de un cosmos truculento, guiñolesco y lewiscarrolliano (perdón). El formato de ciencia-ficción es la percha de la que se cuelgan los autores para contar sus melancólicas peripecias en clave metafórica con moraleja final. Relatos encantadores que no sólo son un placer para los ojos, con un rotundo dominio del dibujo, del contraste de luces y sombras, sino también un estímulo para la reflexión.
 
MARSHAL BASS, 9: TEXAS RANGER. Darko Macan, Igor Kordey, Nikola Vitković. Otro descorazonador volumen con lo peor del ser humano en las circunstancias más duras. Sin tapujos, Marshal Bass probablemente sea el mejor western que se publica ahora mismo. Con un dibujo espectacular a medio camino entre Richard Corben y Mirko Ilić, y un protagonista no especialmente hábil y no especialmente listo. Un hombre corriente en un mundo de pillos y pícaros donde la supervivencia no tiene nada que ver con la destreza y sí un azar caprichoso. Insuperable por ambientación y originalidad, como en la sublime película de Dustin Hoffman Pequeño Gran Hombre, Marshal Bass nos presenta una realista visión de cómo debió de ser la conquista de un oeste realmente salvaje: sucia, dura, violenta, despiadada y entre lances caóticos con aire de astracanada.
 
DIETER LUMPEN. Jorge Zentner, Rubén Pellejero. He aquí la aventura. La aventura que bebe argumental y estéticamente de Terry y los Piratas y de Corto Maltés, con un trazo cada vez más depurado; con un protagonista amoral con un pasado oscuro, con más historia de la que se ve; con mujeres fatales y cínicos diletantes; ambientada no mucho después de la Segunda Guerra Mundial en todos los rincones exóticos que cabría esperar: Casablanca, Estambul, Venecia, Buenos Aires, Hong Kong, El Caribe, La India; con su dosis onírica y de surrealismo para darle sal y pimienta. La aventura de siempre y algo más, con todos los sospechosos habituales, pero qué bien hecha.