2023

 
Los tebeos que más han gustado en esta casa de los publicados por primera vez en España durante 2023 y series abiertas en curso durante el año.
 
UN MAL DÍA: EL ACERTIJO. Tom King, Mitch Gerads. Tom King es mi pastor, nada me falta. Su mirada en mi alma me sostiene, pues él sabe del dolor y conoce mis miedos. Por las oscuras cavernas de mi mente se incursiona y profundiza en lo que me hace humano y terrible. Mi corazón turba herido de emoción y sabe poner en mi garganta nudos con sus silencios. Tom King es mi pastor, nada me falta, y Mitch Gerads es su profeta. Venga a nostros su batkingverso.
 
SUPERMAN: LA ERA ESPACIAL. Mark Russell, Michael Allred, Laura Allred. Otra sátira de Russell sobre los males del capitalismo, la industria armamentística, la especulación inmobiliaria, la corrupción política y los oscuros poderes económicos. Esta vez a través del origen del universo DC hasta su desaparición entroncandos con los acontecimientos de nuestro mundo real: los años 60, la Guerra Fría, la fundación de La Liga de la Justicia y el evento definitivo de la Crisis en Tierras Infinitas de los 80. Moraleja: lo realmente importante no es lo material, sino lo que nos emociona y nos da esperanza, la esencia de Superman (ni una alusión cochina aquí). Los Allred le dan lustre haciéndolo todo tan bonito como acostumbran, no pueden evitarlo.
 
RECKLESS. Ed Brubaker, Sean Phillips, Jacob Phillips. Una fórmula ganadora que produce un número uno tras otro. Protagonista desengañado y algo despistado que se mueve más por el deber que por el querer y con tendencia a dejarse manipular por el corazón o la entrepierna, inteligente uso del monólogo interior e impepinable fatalismo determinista. Como en la vida misma, nunca nada sale del todo bien ni del todo mal. Vale, los Brullips vuelven a hacer lo mismo, pero qué bien lo hacen.
 
EL SEXTO REVÓLVER. Cullen Bunn, Brian Hurtt, Bill Crabtree. La mejor obra de Mr. Bunn, junto a Harrow County, mezcla unos Estados Unidos recién salidos de la Guerra de Secesión con el horror cósmico. Funciona como un tiro. Inmersiva, con personajes inolvidables perfilados con mimo y con los que Bunn se toma el tiempo necesario para que nos importen, y con un pellizco de emoción. El arte de Hurtt es también extrañamente resultón. Buenos mimbres todos.
 
ICE CREAM MAN (EL HELADERO). W. Maxwell Prince, Martín Morazzo, Chris O’Halloran. Historias de una imaginación inagotable, inquietantemente extrañas y extrañamente inquietantes. Dulces regalos envenenados en forma de helados para todos los que alguna vez se han sentido estafados por la vida. W. Maxwell Prince destila una rara mezcla de mala leche y cariño por el ser humano en sus guiones, además de un fino savoir faire, que hacen de este cómic una obra maestra en miniatura. No sería lo mismo, claro, sin el elegante dibujo de Martín Morazzo y la perfección de los colores pastel de O’Halloran. Los ejercicios narrativos son desbordantes y las gotas de surrealismo que destilan no sólo le sientan muy bien, sino que añaden sabor a la mezcla. Ambos artistas dan vida y embellecen y agrían unas historias que te hacen removerte inquieto en el asiento, que te hacen parar un momento, dar un paso atrás y respirar antes de retomar la lectura. Una maravilla que sigue sorprendiendo entrega tras entrega.
 
LAS MUCHAS MUERTES DE LAILA STARR. Ram V(enkatesan), Filipe Andrade. Con el desenfado de La Muerte en Vacaciones, la exquisita película de 1934; tan filosófico como Daytripper, el maravilloso tebeo de los hermanos Fábio Moon y Gabriel Bá; con unas gotitas de espiritualidad y apoyado en el tremendamente versátil trazo de Filipe Andrade, Laila Starr parece hijo del primer Vertigo. Ram V es un hábil observador y sus guiones tienen el pulso literario de Neil Gaiman. En Laila Starr nos dice que sólo podemos apreciar la vida porque existe la muerte. Por muy dura y muy sucia que sea, por muy dolorosa y terrible, todos nos aferramos a la vida porque también es hermosa y preciosa. Sea lo que sea lo que tenemos, lo queremos y no queremos perderlo. Laila Starr nos apela a hacer una pausa por un instante y pensarlo, a darnos cuenta de forma consciente del valor de estar vivos. A ver qué hacemos con lo que nos han dado.
 
BALAS PERDIDAS. David Lapham. Cómic de serie negra, obra coral poblada por perdedores que se dedican a los trapicheos de poca monta: don nadies, buscavidas, matones, camellos, mangantes y mafiosillos locales. No son guapos, no son inteligentes y todo lo que les pueda salir mal saldrá mal. Salpicado de violencia cruda y descarnada que puede rozar la comicidad, pero que también muestra una cierta ternura por la condición humana. Los diálogos definen a cada personaje por lo que dicen y cómo lo dicen, y el arte es perfecto: la gente es real, es creíble y en absoluto idealizada. Parecen delincuentes de verdad, nada sofisticados, sólo pringados. A must, que se dice (¿o ya no?).
 
47 CUERDAS. Timothé Le Boucher. Una sugerente historia impregnada de belleza y sensualidad, de refinado erotismo, de ambigüedad sexual y fluidez de géneros. Un relato de obsesiones que tiene algo de juego perverso, a veces frío, a veces apasionado y, por momentos, aterrador. Un exquisito ambiente de elegante decadencia que produce una sensación de extrañamiento con la limpia paleta de colores pastel y el gran sentido de la narrativa con los silencios justos que imprime el autor. Una gran fantasía que, bajo todo el ornamento, es una representación sobre el maltrato y el abuso mal entendido como amor.
 
MARSHAL BASS. Darko Macan, Igor Kordey, Nikola Vitković. El que probablemente sea el mejor western que se publica ahora mismo presenta una visión de la conquista del oeste realmente salvaje: sucia, dura, violenta, despiadada y entre lances caóticos con aire de astracanada. Un descorazonador retrato de lo peor del ser humano en las circunstancias más duras, donde la supervivencia no tiene nada que ver con la destreza y sí con un azar caprichoso. Como la soberbia película Pequeño Gran Hombre con un dibujo espectacular a medio camino entre Richard Corben y Mirko Ilić.
 
SAINT-ELME. Frederik Peeters, Serge Lehman. Un misterio de atmósfera lynchiana y de realismo mágico en una localización rural. Un noir cruel, incómodo, desagradable, de violencia descarnada y brillante dibujo, con un excelente ojo para los diferentes tipos humanos y un colorido abrasador para una historia fuera de lo común con un lado humanista sobre los turbios negocios de una pintoresca familia desestructurada de mafiosos.
 
CONTRITION. Carlos Portela, José Antonio Godoy “Keko”. Hay alimañas que no se redimen nunca, crímenes que no se pueden expiar y bestias que hay que tener encerradas no tanto para castigarlas como para protegernos de ellas. Y la venganza no trae la paz, sino que sólo deja dolor y vacío. Toda la crudeza y la sordidez sobre el crimen más horrible que se pueda concebir, la destrucción del inocente y con él la de todos los que le rodean, dicho a chorretones de tinta como puñetazos. Grabados tenebristas en negro quemado, saturado, negro sucio como reflejo de una realidad errónea, en la que falla algo. Nos queda la fea sensación de que somos espectadores a nuestro pesar de algo que nos fascina y nos horroriza a la vez.
 
GANNIBAL. Masaaki Ninomiya. Un intriga terrorífica en el Japón rural, en una sociedad aislada en la que sus habitantes ya proporcionan sudores fríos sólo con su aspecto y su actitud. El policía forastero recién llegado, que tampoco está pasando por un buen momento, intenta encajar preocupado por su familia y atenazado por una terrible sospecha alimentada por misteriosas desapariciones, rumores y habladurías. El autor sabe jugar con el ritmo y la tensión, y tiene el trazo perfecto para resultar turbio y atractivo a la vez. Con un desarrollo tan electrizante como su dibujo, por extraño que parezca, por momentos limita con Scalped de Jason Aaron.