09.22

EL DEPARTAMENTO DE LA VERDAD: VOLUMEN 2, LA CIUDAD SOBRE LA COLINA. James Tynion IV, Martin Simmonds. Por eso todos los personajes parecían un hatajo de cínicos. Porque este era un tebeo eminentemente político sobre cómo todo aquello que no nos gusta o con lo que no estamos de acuerdo es una trola que nos han colado. Pero también era un cómic acerca de lo que es correcto pensar. En torno a cómo todo aquello que damos como verdades incuestionables no responden más que al pensamiento único. Ahora levanta el pie y se desliza por terrenos más Vertiginosos. Por temáticas ya tratadas desde The Sandman a The Unwritten. Se refiere a cómo las historias dan forma al mundo y lo transforman. De todas las teorías conspiranoicas juntas a la gran conspiración universal. Más Expediente X y menos CNN.
 
IRRESISTIBLE. Mark Wheatley, Marc Hempel. Una sátira espléndida que denota la influencia del Frank Miller más desbocado, el de Dark Knight y Elektra Asesina, sobre el montaje comercial alrededor de la industria superheroica. Un grand guignol sobre los estereotipos de la masculinidad tóxica (traducción más o menos afortunada del nombre del machote personaje principal, aparte) y las fantasías de los lectores volcadas en los tebeos de superhéroes. Un dedo acusador que apunta al rol al que se relega a la mujer en el mundo actual, utilizada, explotada y sojuzgada por todo este conglomerado. Una metáfora del sufrimiento emocional y psicológico de su protagonista femenina, a la que quitan tanto como quita ella, reflejado invertido en su poder físico. Todo esto es Irresistible, con más alma y más poesía de lo que su premisa parece augurar. No es ajeno a ello Marc Hempel, el dibujante que se llevó aplausos y abucheos a partes iguales cuando se encargó de un arco argumental clave en el Sandman de Neil Gaiman: Las Benévolas. Paparruchas. Hempel estuvo sublime entonces y lo está ahora con un estilo expresionista y churrigueresco (nadie se esperaba este adjetivo, ¿eh?), y un colorido abrasador.
 
WE LIVE. Inaki Miranda, Roy Miranda, Eva de la Cruz. Este tebeo no se para en barras. En dos patadas nos coloca en el centro de la acción, nos coge del pecho y nos pasa de escena en escena con las elipsis justas para que sepamos que los autores están determinados a contarnos su historia sin distraerse y a crear su mundo, un mundo asombroso, sobre la marcha. En cada número pasan y montón de cosas y les da tiempo a darnos contexto y a ponernos en antecedentes de los personajes. Parece una amable fábula fantástica, pero está llena de contrastes. Al lado de una imagen simpática hay otra que nos da una bofetada. Esto es La Carretera (hay un saludo explícito escondido a Cormac McCarthy y a su novela) con un el Estudio Ghibli. Entre tanta destrucción y horror hay ternura, hay emoción y hay hasta poesía. Lo que queda es una gran alegoría de que siempre podremos contar con la familia, que siempre hay esperanza si hay amor, y que la responsabilidad no está reñida con la fantasía. Al contrario, la una ayuda a que exista la otra. Esta es una obra que muerde, de las que dan bocados emocionales, pero estén avisados: el bandazo final, dependiendo de las filias y fobias de cada uno, puede dejarlos helados.
 
EVER: LA SALIDA. Terry Moore. Lo sabíamos, pero no por ello el nuevo librito, sorprendentemente breve, del autor de Strangers in Paradise, deja de ser menos desconcertante. Comienza como una aparente obra simbolista, de la que se sospecha que hay que estar atento a los detalles, cargada de sentido religioso sobre el significado de la vida. Quizá demasiado ambiciosa, como una Promethea en pequeñito. Algo que probablemente confunda y hasta moleste a sus lectores. Pero pronto se revela como una forma de reposicionar otra obra anterior suya, Rachel Rising, de la misma manera en la que Misterios de un Asesinato de Neil Gaiman puede enlazar con The Sandman. Tal vez, en este edificio en constante construcción en el que se está convirtiendo el Terryverso, veamos más adelante cómo encaja este nuevo ladrillo. Paciencia, verdaderos creyentes.
 
LOS CUATRO FANTÁSTICOS: CÍRCULO CERRADO. Alex Ross. Una labor de amor de un fan para los fans. Ross toma el mítico (bueno, mítico siempre es una palabra demasiado gruesa) número 51 de los 4F (1966, Kirby y Lee, ahí es nada) y los lleva de viaje a la Zona Negativa. Es un trip lisérgico, psicodélico, con collages nostálgicos, encuadres disparatados y una nueva forma de colorear su dibujo que le sienta de fábula. El resultado, como no podría ser de otra manera, es despatarrante. Es un gran homenaje hecho de pequeños homenajes, página tras página, a la historia y el lore de Los Cuatro Fantásticos. Un derroche de imaginación en el que todo está diseñado para intensificar la épica y la entidad como grupo unitario, como familia, de los 4F. Para llevarnos en volandas hasta el final y dar forma a un relato con un remate humanista, glorioso y con guiño metalingüístico a sus creadores, todo a la vez.
 
RIP: 4-ALBERT. Gaëtan Petit "Gaet's", Julien Monier. Qué pareja de sabios. En esta serie nos enseñan lo peor del ser humano, pues no hay una sola característica ni un solo personajes positivos. Y hemos llegado al momento en el que no tiene sentido leer un nuevo episodio sin haber pasado antes por los anteriores. Ahora es cuando el nudo gordiano empieza a desenredarse antes de ser cortado de un tajo. El capítulo más devastador, donde más se emplea el humor negro. Un humor tan negro que resulta insoportablemente amargo. Encaja otra pieza del puzzle que nos hace entender aun más de los personajes y su historia, pero los autores saben muy bien qué cartas mostrar y cuáles guardarse para el futuro de este tapiz tan bien hilvanado que podría extenderse in eternum y nadie se quejaría. No se la pierdan.
 
RECKLESS: DESTRUIR A TODOS LOS MONSTRUOS. Ed Brubaker, Sean Phillips, Jacob Phillips. Otra obra del tándem “in”. Infalible, infatigable, inevitable, inrresistible (perdón). Y otra reseña intercambiable (perdón de nuevo). Podríamos insertar aquí lo que sea que hayamos escrito acerca de ellos sobre cualquier otro trabajo del dúo y encajaría a la perfección con los ojos cerrados, así que busquen por la trastienda de esta casa. Son un valor seguro. Todo lo que hacen es una inpecable (perdón otra vez) puerta de entrada para los no iniciados (aquí no) y una lectura inprescindible (ay…) para sus seguidores. El mayor aliciente de esta saga, posiblemente, sea que sus personajes siguen evolucionando y creciendo, y sus peripecias, como en la vida misma, nunca salen del todo bien ni del todo mal. Uf.