10.22

BASTARDOS DEL BAYOU. Armand Brard, Romain Maufront "Neyef". La clase de historia que estábamos ansiando todos los que quedamos desconsolados después de que Paletos Cabrones de Jason Aaron y, sí, Jason Latour, quedase atascada. Pero aquí los protagonistas son la población criolla de Luisiana: los descendientes de los colonizadores franceses, los esclavos negros y los nativos, que se expresan en el dialecto cajún, una heterogénea mezcla de francés, inglés y hasta español. A lo que vamos a asistir es al clasismo y al racismo de los oligarcas; a la miseria y la sensualidad de un pueblo amenazado por el analfabetismo y las mafias de la droga; a la colisión de la santería, el vudú y el realismo mágico, con los predicadores rurales y el cristianismo fundamentalista. Y a mucho sudor, grasa y lucha libre. Un tebeo a ritmo de bluegrass, jazz y blues pantanoso, y con sabor a gumbo picante, en el escenario de barroquismo decadente que vimos en Medianoche en el Jardín del Bien y del Mal. Más estremecedor que el American Gothic de Alan Moore, con unos niños con los mismos sueños que los del Palomar de Beto Hernández, en las antípodas de la población y el ambiente que conocimos en la también francófona Magasin Général. Y con todas las obras citadas tiene algo en común. Aquí hay un noir muy inspirado, enrevesado como L.A. Confidential, poblado por muchos paletos y casi todos cabrones.
 
COSMIC DETECTIVE. Jeff Lemire, Matt Kindt, David Rubín. David Rubín ama a Jack Kirby y detesta a Stan Lee. Todo aquel al que le interese esto de los cómics lo sabe de sobra porque el mismo Rubín se encarga de dejarlo bien claro a la mínima oportunidad que tiene de la manera más ruidosa posible. David Rubín es un artista de un talento extraordinario, de una personalidad única y asombrosa, gran diseñador de personajes y con un descomunal cariño por los tebeos parangonable a su capacidad como narrador. Jack Kirby necesitaba que todo su torrente de ideas fuera canalizado, focalizado y desbrozado a través de la dirección de Stan Lee. Para Cosmic Detective, un homenaje en toda regla a Jack Kirby y a todo lo que ha significado como creador (aunque también podría ser un homenaje a Gotham Central, a Blade Runner o a Philippe Druillet), David Rubín ha precisado de dos de sus habituales compadres, Jeff Lemire y Matt Kindt. Homenaje nominal, excepto por la abundancia de splash pages y dobles splash pages, y la obvia deriva a la temática de Los Eternos y cuartomundera. Mucho más enfocado que el usual derroche de maravillas que siempre desbordaba a Kirby, todo está concebido a mayor gloria y lucimiento de Rubín. Y vaya si luce. Un espectáculo visual de primera categoría. El Rey estaría orgulloso.
 
CASANOVA, VOLUMEN 1: LUXURIA. Matt Fraction, Gabriel Bá, Fábio Moon. Fraction siempre ha sido un guionista distinto y ya de por sí es un tipo... peculiar. Por eso su compañero de correrías ha sido Chip Zdarsky, a que también le encajan ambos adjetivos. Pero aquí está casi al principio de su carrera. Tenía hambre. Empezaba a hacerse un nombre y quería hacer el cómic más llamativo posible. El más excéntrico. El más resultón. En Casanova vuelca todas las ideas extremas y molonas que se le ocurren. Esto es ciencia-ficción ruda, elemental. Ciencia-ficción con patatas fritas y políticamente muy incorrecta, narrada con varias voces, y con un sentido del humor salvaje y desmitificador. La parte sofisticada está en el dibujo y la pone el personaje protagonista, un James Bond setentero, estiloso, golfo y amoral. Un locurón elegantemente kitsch.
 
BATMAN. Tom King et al. Llega la conclusión de la etapa de Tom King en Batman, pero no tanto. King había planeado 100 números cocidos a fuego lento, explorando todos los ángulos e implicaciones de su tesis, que ya en este capítulo final queda explícita en boca de Catwoman: ¿Puede Batman ser feliz? ¿Qué sentido tendría? ¿No nace su misión del dolor y el trauma? ¿Cómo cumplir con ella si ya no existe el motivo? Bruce Wayne era un niño feliz que quedó marcado por la desgracia. Bruce Wayne fue un adulto destrozado que al fin encontró la felicidad. Si esa felicidad vuelve a romperse (ese es el objetivo de los villanos de esta etapa, romper al murciélago), ¿es Batman / Bruce Wayne capaz de recuperarse esta vez? Sí, si transforma el dolor en esperanza. Eso le salva. Este es otro mensaje que queda explícito en el final (¿O alguien pensaba que a la hora de recoger los juguetes Batman no se iba a salvar?). King abusó un poco demasiado de la paciencia de los lectores de largo recorrido y tuvo que concluir en el número 85, aunque luego haya sumado una miniserie y unos cuantos añadidos más. Hay quien dice que en estos 85 números el guionista fue demasiado lento, que tomó demasiados desvíos y sacó al personaje de su rol tradicional para contar la historia que a él le interesaba contar, otra vez su obsesión con el estrés postraumático. A la vista de lo cuenta en este último volumen y de cómo lo cuenta, uno desearía que hubiera dispuesto de esos otros 15 números extra para completar los 100 planeados. Para quien le guste la forma de narrar de King, estos últimos episodios son un festín magistral en el que lo ata todo y nos hace entenderlo todo. Tiene que hacerlo un poco a la carrera, pero, ah, qué espléndido resumen.
 
HAY ALGO MATANDO NIÑOS, VOLUMEN 4. James Tynion IV, Werther Dell'Edera, Miquel Muerto. Nuevo volumen de una de las series revelación de los últimos años. Un agradable paso atrás para echar un vistazo al pasado y contarnos el origen de la protagonista. Vemos también corretear por ahí a un buen puñado de personajes que asomaron por los volúmenes previos de la serie, conformando así un flashback bienvenido que aporta profundidad y contexto a la historia que los autores van edificando. Se nota un poco que Tynion no pensaba escribir una serie tan larga, que no tenía pensado todo este mundo cuando empezó y que a raíz del éxito ha tenido que dar forma a una larga explicación para expandirlo. Este es el Hogwarts de la Orden de San Jorge, los cazadores de monstruos que matan niños. No hay suspense, porque el lector sabe cómo va a acabar lo que aquí se nos cuenta. Su valor reside en ser testigos, mirones, de cómo Erica, la niña, se convirtió en Erica Slaughter, la fiera de ojos abismales que apareció en las primeras páginas del tomo 1. Por su parte, Dell'Edera está soberbio, pero se empeña en seguir utilizando páginas dobles cuando es totalmente innecesario y, además, confuso. En fin, se supone que eso aporta personalidad propia a una serie.
 
SOY QUIEN AMAS EN LA SOMBRA. Skottie Young, Jorge Corona, Jean-François Beaulieu. Una reseña tan breve como este mismo librito. Bajo la capa de una historia de fantasía con tintes de terror, los autores crean una metáfora que no les podemos desvelar porque eso supondría estropear la experiencia lectora. No ser preocupen, la metáfora es tan evidente y se manifiesta tan pronto que no hay manera de escapar a ella. El dibujo es muy bonito y el coloreado, también.
 
THE NICE HOUSE ON THE LAKE. James Tynion IV, Álvaro Martínez Bueno, Jordie Bellaire. Este tebeo es toda una experiencia de por sí. El diseño, la ambientación, el concepto próximo a El Ángel Exterminador de Buñuel y al concurso televisivo Gran Hermano, el puñado de hipsters urbanitas que lo pueblan... Está todo tan bien pensado, tan bien trazado y matizado, que el lector no puede ni quiere más que abandonarse a sus páginas y a la historia que se despliega ante sus ojos. Pero cualquier cosa que se diga sobre él sería revelar demasiado sobre la trama y, por lo tanto, malbaratar la vivencia inmersiva que supone su lectura. Es mejor adentrarse en él desnudo y dejarse llevar por las revelaciones igual que lo hacen sus protagonistas. Tynion se ha destapado como uno de los escritores más brillantes de su generación cuando se ocupa de obras de creación propia, pero es el dibujante español Álvaro Martínez Bueno el que le da su verdadera dimensión de trabajo imprescindible. Sin olvidar la impagable tarea de Jordi Bellaire, con una paleta de colores que casa a la perfección con la escenografía que se plantea. Sin duda, uno de los tebeos del año en un año de grandes tebeos.
 
ICE CREAM MAN (EL HELADERO) VOLUMEN 2. W. Maxwell Prince, Martín Morazzo, Chris O'Halloran. Esta colección mejora con cada entrega. No son ya sólo pequeñas historias de terror cotidiano. Los ejercicios narrativos son desbordantes y las gotas de surrealismo no sólo le sientan muy bien, sino que añaden sabor a la mezcla. Todo sucede en la localidad de San Generoso y, como si de un Vidas Cruzadas se tratase, los personajes entran y salen, son principales protagonistas de su historia y se convierten en secundarios o comparsas en las de otros. Pues esta es la descarnada verdad en el interior del ser humano exhibida en cada página. Y aquí hay unas cuantas obras maestras en miniatura. Historias que te hacen removerte inquieto en el asiento; que te hacen parar un momento, dar un paso atrás y respirar antes de retomar la lectura.
 
THE SILVER COIN (LA MONEDA DE PLATA). Michael Walsh, Chip Zdarsky, Kelly Thompson, Ed Brisson, Jeff Lemire. Están en racha las antologías de relatos de terror unidos por un nexo común. La particularidad de esta es que se trata de historietas cortas guionizadas cada una por un escritor puntero, pero dibujadas todas por el mismo artista. Es una extraña forma de darle unidad al conjunto, pero no cabe duda de que los nombres involucrados en el proyecto son potentes. La cuestión es si todo esto se dirige a algún lado o se queda en una colección de meras anécdotas más o menos atinadas.