ESTELA PLATEADA: NEGRO. Donny Cates, Tradd Moore, Dave Stewart. Tradd Moore se nos presenta como un artista tremendamente original, pero su desparrame lisérgico no surge ex novo. Viene de Les Humanoïdes y Métal Hurlant, de Guy Peellaert y Philippe Druillet. Sólo que por primera vez aparece en un cómic americano mainstream. El color de Stewart, obviamente, es fundamental para el resultado. Aunque esta sea una obra eminentemente visual, el guión de Cates es un himno a la redención y la esperanza que homenajea la verbosidad y grandiosidad de Stan Lee.
BATMAN: TIEMPO MUERTO. Tom King, David Marquez, Alejandro Sánchez. Esta puede parecer una obrita ligera, pero precisa de una lectura leeeeenta. Quizá sea un trabajo menor, pero en esta casa siempre divierte el zambullirse en un nuevo cómic de Tom King por la forma en que lo cuenta, con sus distintivos saltos en el tiempo adelante y atrás y las diferentes acciones paralelas. Esa fascinación del escritor con la forma que pone de manifiesto la influencia de Alan Moore hace que parezca que se recree, pero todo está ahí por un motivo, todo tiene una función. El batkingverso se expande con más lore y traza un gran proyecto que parece planificado a largo plazo, saltando de serie en serie.
BLANCO HUMANO. Tom King, Greg Smallwood. A pesar del título, esta es una historia sobre la Liga de la Justicia Internacional con Tom King haciendo una vez más cosas de Tom King. Vuelve a tomar a unos personajes, en este caso la JLI uno a uno, y se dedica a escarbar magistralmente en sus interioridades para sacar a la luz lo que los define, quienes de verdad son. No faltará quien diga: "Ay, esta no es mi Liga de la Justica, que me la han cambiao". Quizá sea que King ha sabido ver más allá y sacarles más jugo.
JÓVENES DIOSES & AMIGOS. Barry Windsor-Smith. Windsor-Smith tenía grandes ideas y grandes ambiciones para homenajear a su ídolo, Jack Kirby, a través de un pastiche algo desvergonzado de sus Nuevos Dioses más la mitología asgardiana vía Marvel y unas gotitas de los X-Men de Claremont. Novedoso para su tiempo, lleno de diálogos mordaces, situaciones irreverentes y, como es de esperar, un arte sublime, se queda casi en un aperitivo de lo que podría haber sido y no fue.
CADÁVERES. Si Spencer, Dean Ormston, Phil Winslade, Meghan Hetrick, Tula Lotay, Lee Loughridge. Está claro que a Spencer no le gusta la situación actual de Gran Bretaña y la ve acosada por el racismo, la homofobia y la intolerancia, así que arma su historia como una gran alegoría sobre dónde estamos, de dónde venimos y a dónde vamos a través de una intriga que abarca cuatro épocas interconectadas interpretada cada una de ellas por sendos dibujantes. Exigente y entretenida a partes iguales, el resultado es enrevesado, llamativo y muy vertiguero.
CLEAR. Scott Snyder, Francis Manapul. He aquí una metáfora sobre de un mundo de fake news, postverdad y sociedad polarizada, ni formada ni informada, en la que cada uno ve lo que quiere ver y se alimenta de los medios de comunicación que sirven para reafirmarse en su pensamiento. Planchas espectaculares para dar forma a un velo que endulza la realidad. Richard Corben ya lo dijo en ocho páginas en Cuidado con el Mundo Real, Howie.
DONDE VI EL CADÁVER. Ed Brubaker, Sean Phillis, Jacob Phillips. Los Brullips están probando cosas nuevas últimamente. Con sus tropos habituales, nos cuentan una historia diferente con una estructura diferente y vuelven a hacerlo de maravilla. Vidas Cruzadas se encuentra con Arlington Road. Siempre están sobresalientes, pero hacía tiempo que no estaban tan sobresalientes. Tras el macguffin que es el cadáver, lo que les interesa es diseccionar a un pequeño grupo humano en el que todo el mundo tiene algún trapo sucio, y ensayar una forma nueva de narrar.
ESTE DEL OESTE: EL APOCALIPSIS, AÑO UNO. Jonathan Hickman, Nick Dragotta, Frank Martin. Un gran espectáculo absorbente, espectacularmente ilustrado, a medio camino entre George Lucas y El Jinete Pálido, el western postapocalíptico y la distopía místico-ciencioficcionera. Un tratado con la gravitas de una tragedia griega meticulosamente planeado a largo plazo sobre el odio irreductible, el amor invencible, la desconfianza de lo viejo a los cambios, los prejuicios de lo nuevo contra lo que le precedió y cómo todo ello lleva al desastre.
HAY ALGO MATANDO NIÑOS, VOLUMEN 6. James Tynion IV, Werther Dell'Edera, Miquel Muerto. Las series derivadas (spin-offs, que se dice) tienen sus más y sus menos, pero en la serie madre, la principal, Tynion sigue construyendo grandes personajes y sus relaciones entre ellos, haciendo que nos importen y que sus peripecias arrastren pasión e intriga. Dell'Edera le añade aplomo y personalidad. Eso es lo que conforma un buen tebeo hoy en día.
W0RLDTR33, VOLUMEN 1: TERMINAL. James Tynion IV, Fernando Blanco, Jordie Bellaire. Pues recuerda un poco a The Nice House on the Lake y otro poco a Something Is Killing the Children y hasta a The Department of Truth. Y también tiene personajes carismáticos y ambiente desesperanzador y atrevimiento y descaro. Y cosas que a un ludita como el que esto suscribe hace que le entren los siete males. Y luego tiene el fulgurante dibujo y la inteligente narrativa de Fernando Blanco y el color siempre atinado de Jordie Bellaire. Y todo entra suaaaaaave...
CARRETERA FANTASMA. Jeff Lemire, Gabriel Hernández Walta, Jordie Bellaire. Hacía tiempo que Lemire no partía con un comienzo tan potente, con tanto misterio, con un ambiente tan malsano. Esta serie podría ponerse fácilmente entre lo mejor que ha hecho, sin duda, y en absoluto es ajeno a ello el potentísimo trabajo de Walta, que hace que te hormiguee la piel.
DAMN THEM ALL. Simon Spurrier, Charlie Adlard, Sofie Dodgson. Así que Spurrier se quedó con ideas para John Constantine y para su sobrina cuando le cancelaron su etapa en Hellblazer y las volcó en una nueva serie. Pues le ha salido muy bien y Adlard ha dado un salto de gigante desde The Walking Dead. Gente chunga, pubs y demonios por todas partes.
PUBLIC DOMAIN, VOLUMEN UNO: ERRORES DEL PASADO. Chip Zdarsky. Zdarsky conoce bien la industria desde dentro y ha decidido contárnoslo con sus habituales descaro y desparpajo. Y, claro, le sale un retrato más amable de lo que podría parecer a priori que, extrañamente, recuerda a Sex Criminals. Pero debajo de la sonrisa complaciente hay la misma miseria que en Hey Kids! Comics! de Howard Chaykin, aunque con protagonistas más adorables. Menos el habitual trasunto en estas lides de Stan Lee, cómo no.
THE NIGHT EATERS 2: DEVORADORES DE NOCHES. Marjorie Liu, Sana Takeda. Todas las familias tienen "sus cosas", aunque esta familia esté formada por unos seres fantásticos que son mucho más de lo que aparentan a primera vista. Todos son un encanto y son terribles también. Como el mismo tebeo van de lo más cuqui a lo más gore.
DEN. Richard Corben. Hubo un tiempo en el que Richard Corben era lo más. Cualquier cosa nueva suya que salía era compra segura. Argumentalmente era un clásico y bebía de Poe, Lovecraft, la fantasía heroica, los tebeos de terror de la EC, el cómix underground... pero artísticamente no había nada más deslumbrante ni rompedor... Espera, ¿cómo que hubo un tiempo? ¡Richard Corben sigue siendo lo más! Den fue su puñetazo en la mesa y ya era hora de que llegase este rescate más que merecido.
PALOMAR. Beto Hernández. Palomar es costumbrismo, ternura y realismo mágico todo en uno, y Beto Hernández es el Gabriel García Márquez de los cómics (juraría que yo me inventé esa comparación, pero luego la he visto en más sitios). En Palomar construye un complejo tapiz humano que mezcla situaciones tremendistas con el humor y la comprensión hacia el ser humano. La biografía ficticia, pero no tanto, de cualquiera de nosotros.
GRANDVILLE INTEGRAL. Bryan Talbot. Un Sherlock Holmes cercano al de Robert Downey Jr. en una Europa Victoriana steampunk fantásticamente ambientada y plena de guiños pop. Es una lástima que este mundo perfectamente edificado se quede aquí. Pero, además, Talbot es socialista (y eso en Gran Bretaña significa mucho más que meramente laborista) así que esperen críticas nada sutiles (y a veces un poco ingenuas) al conservadurismo, los empresarios, la Iglesia, el racismo y todos los sospechosos habituales.
ULTRASOUND. Conor Stechschulte. A algunos no les entrará por los ojos, eso está claro, pero es imposible imaginar este cómic con otro dibujo. Un sorpresón de historia que funciona como un tiro y de la que es mejor no saber nada de nada. Ni se les ocurra leer la contraportada. Además, qué demonios, estos personajes se parecen más a la gente real que lo que vemos en cualquier otro tebeo. Y los cambios de estilo, no cabe duda, responden a una clara función narrativa. Merecido nominado a los Eisner, almacénenlo al lado de Upgrade Soul.
DOMINGO FLAMENCO. Olivier Schrauwen. De cerca nadie es normal y ninguno soportaríamos un escrutinio de nuestra privacidad, así que lo que más asusta aquí es empatizar con el protagonista, compartir su rutina, reconocerse en él. Una corriente de consciencia irónica y desacomplejada que conduce una lectura hipnótica, fascinada, sorprendida, escandalizada. Todo eso, sí, pero son los constantes juegos narrativos los que nos mantienen en vilo. Una lección magistral de cómo en el cómic las imágenes se entretejen con el texto.
SPIROU: LA ESPERANZA PESE A TODO, TERCERA PARTE. Émile Bravo. Es muy bonito lo que está haciendo Emile Bravo con Spirou y muy difícil de concitar. Mantener el tono del personaje, mostrarnos los horrores de la guerra y decirnos a la vez que la gente en su mayoría se ve arrastrada a ella en contra de su voluntad, pero que es necesario tomar partido por una causa justa. La guerra la hacen personas que no quieren hacerla y son precisamente estas personas las que son sus víctimas. Bravo, sin perder la amabilidad, muestra la tragedia detrás de cada una de estas personas, sean víctimas o verdugos, porque muchas veces lo son involuntariamente.
RÖD I SNÖN. Francisco Torres Linhart. Una de las lecturas más placenteras en lo que llevamos de año. Un nordic noir comme il faut (inglés y francés seguidos en la misma frase, mein gott!) en una pequeña comunidad cerrada, algo extravagante, en la que cada habitante oculta algo. Todo bien, pero lo que se lleva el premio es el hipnótico dibujo, qué delicia.
LOS MAESTROS CERVECEROS. Jean Van Hamme, Francis Vallès, Marie Paule Alluard. La BD europea por excelencia. Un fresco histórico lleno de giros y sorpresas que recorre las crisis, revoluciones y guerras de dos siglos de la Historia reciente de Europa a través de los enredos, engaños y traiciones de una saga familiar. Y muy tebeo muy peligroso porque produce una sed insaciable.
NOTRE DAME. Georges Bess, Victor Hugo. Una BD clásica que adapta una novela clásica de un autor clásico. El estilo de Bess le emparenta a los grandes clásicos de los 70. Esteban Maroto, Fernando Fernández, Víctor de la Fuente. Clásico clasiquísimo con todos los manierismos clásicos esperables. Un dramón histórico de butaca, batín, pipa y copa de brandy, pero, en realidad, es una historia muy moderna. La de una mujer conducida por la fatalidad, aplastada por los hombres. Hombres poderosos que buscan abusar de ella sin importarles su inocencia y su dolor. Eso sí, muy clásico todo.
LA CARRETERA. Manu Larcenet, Cormac McCarthy. La novela era desoladora, la película fue desesperanzadora y el cómic te deja devastado. El frío apuñala, la ceniza ahoga, la suciedad se mastica y el dibujo corta como cuchillas de afeitar. Lacónico, las imágenes son bofetadas tenebrosas en las que detenerse. Padres, consuman con precaución.
MEZKAL. Kevan Stevens, Jean François Martinez "Jef". Podría ser un despiporre, pero es una historia cargada de emoción en todos los sentidos, con personajes locos y maravillosos que te conquistan primero para romperte el corazón después. Y la forma de contar de Jef es también una chaladura. Tan buena que se hace corta sin serlo.
PRESAS FÁCILES, EDICIÓN INTEGRAL. Miguelanxo Prado. Prado tiene Una Sed de Venganza Justificada y ese es el gran lastre de este tebeo: un exceso de discurso en la cara y un desenlace que es más un manifiestro que un final creíble. La segunda parte sigue queriendo ser un tebeo útil y lo consigue con más éxito a pesar de la tendencia a personajes estereotipados, casi previsibles, tanto héroes como villanos. Con todo, es una buena historia y gracias al dibujo es más que notable.
TORPE DE NACIMIENTO. Yaro Abe. Si usted, como servidor, es adorador confeso de La Cantina de Medianoche, aquí tiene el complemento perfecto para saber más de su creador. Anécdotas familiares desde su infancia hasta su juventud con el mismo tono humanista y el mismo resultado balsámico para el alma.
MELODÍA SENTIMENTAL. Tadao Tsuge. Esto es cómic-verité, amigos. Contemplemos las vidas pálidas, acorchadas, tristes, de pobres desgraciados que se mueven como sonámbulos por la existencia sólo esperando llegar a un día más y sin saber muy bien para qué. Despierta ternura y produce desasosiego a la vez.