01.22

EL MISTERIO RELIGIOSO. Grant Morrison, Jon J. Muth. Con el transfondo de la depresión económica y la corrupción política, Grant Morrison se transmuta en Neil Gaiman para contarnos una historia de redención personal y comunal, ayudado por el melancólico fotorrealismo pictórico de Jon J. Muth en lo que tal vez sea el mejor trabajo del artista. En una pequeña ciudad industrial se representa un tradicional misterio religioso cuando el actor que interpreta a Dios aparece asesinado. Por supuesto, esta será la excusa para un tebeo pleno de simbolismos y alegorías que dejan muy mal cuerpo, reflejo de una sociedad herida y claustrofóbica, con sus esqueletos en los armarios y su basura bajo las alfombras.
 
SEVERED. Scott Snyder, Scott Tuft, Attila Futaki. Snyder se ha forrado el riñón poniendo del revés a Batman, cabreando a los lectores veteranos y vendiendo a espuertas. Antes de eso, en su corazoncito siempre estuvo intentando escribir el perfecto cuento de terror, y este, quizá, haya sido su mejor intento como historia corta. American Vampire y su larga evolución es otra cosa y merece una entrada aparte. Muy competentemente ambientado en la América de la Gran Depresión y con un esforzado dibujo que destaca por méritos propios, el argumento, el malo y las ilustraciones del húngaro Attila Futaki dan sustito de verdad.
 
CONAN: TIRAS DE PRENSA. Roy Thomas, John Buscema, Ernie Chan. Los cómics eran cosa de niños. Donde estaban el prestigio y los verdaderos artistas era en las publicaciones de prensa. Ese era el prejuicio asumido y todo creador que se preciase aspiraba a tener su propia tira. Así que Marvel tenía que intentarlo con sus personajes más vendedores. A pesar de que este tomo esté destinado al coleccionista de Conan y no sea para el comprador casual, es sorprendentemente mejor de lo que se podría esperar. Roy Thomas sigue adaptando relatos de Robert E. Howard, y John Buscema se va pronto, pero el conjunto aguanta el tipo dadas las limitaciones narrativas y de autocensura. ¡Completistas, reuníos!
 
EL DEPARTAMENTO DE LA VERDAD. James Tynion IV, Martin Simmonds. Donald Trump está en el poder y es bien sabido que hordas de fascistas surcan las calles. Terraplanistas. Antivacunas. Negacionistas de todo tipo. Es el momento propicio (o quizá deberíamos decir oportuno) para hacer un tebeo como este. Pero ¿y si todas esas teorías de la conspiración resultasen ser ciertas y una agencia a lo Expediente X se dedicase a protegernos de ellas? Un autor sabe que está en racha cuando le piden que se encargue de Batman, pero donde Tynion está dando su justa medida es en obras como Something Is Killing the Children, The Nice House on the Lake y esta que nos ocupa. Por su parte, Simmonds sale airoso aspirando a emular a Bill Sienkiewicz, nada menos. Y eso es mucho. Añadamos al guiso la sempiterna fascinación de los Estados Unidos por todo el oscurantismo que rodea el asesinado de Kennedy (oootra vez) y ya tenemos una premisa interesante para un tebeo divertido si no nos paramos a pensar que lo que nos está diciendo es que todo aquello con lo que no estamos de acuerdo o no nos gusta es una trola.
 
MOONSHINE, 4. Brian Azzarello, Eduardo Risso. Combinar gangsters durante la ley seca con hombres lobo suena tan poco atractivo como mezclar cowboys con alienígenas, pero el tándem de Azzarello y Risso vuelve a sacarse de la manga páginas de fascinación hipnótica que, si bien no alcanzan la altura de su maravilloso 100 Balas (digan lo que quieran, a mí me parece una obra maestra perfecta a la que no le sobra ni una viñeta), tampoco desmerecen de ponerse a su lado en la estantería. En la recta final de la serie echan mano del caso que llevó Eliot Ness tras meter en la cárcel a Al Capone, y que también sirvió para que Brian Michael Bendis sacase el cuello con Torso, y saben hacerlo encajar a la perfección en su trama, dándole una dimensión extra. Un tebeo cocido a fuego lento que no debería pasar tan desapercibido.
 
TALES FROM THE CRYPT, 2. Al Feldstein, Graham Ingels, Jack Davis, Johnny Craig, Wally Wood, Jack Kamen, Joe Orlando, et al. Un pedazo de historia en nuestras manos. Estos son los tebeos que derribaron a los superhéroes, los que hicieron que los cómics tuvieran que llevar un sello de aviso para padres y distribuidores. Eran peligrosos. Eran rock and roll. Elvis Presley antes de irse al ejército. Jerry Lee Lewis antes de casarse. Chuck Berry antes de entrar en la cárcel. Son historias y autores sin domar con una cuidada edición que delata un mimo en su factura a la altura de su leyenda.
 
CORTO MALTÉS: LA JUVENTUD. Hugo Pratt. Un episodio truncado en las poéticas andanzas del marinero aventurero que siempre es más un espectador que un actor de los acontecimientos. Manara quiso contar el episodio en el que Corto y su ocasional amigo y némesis Rasputín se conocen, pero la historia quedó abortada en su primer tercio. El extra aquí son las páginas que quedaron empezadas, pero no llegaron a completarse. Paradójicamente, con este tomo, que supone una analepsis dentro de la saga, la colección se aproxima a su fin. Serializada en su origen como tira diaria en el periódico francés Le Matin de Paris entre 1981 y 1982, se recopila ahora, como debe ser, en glorioso blanco y negro, que se dice.
 
RECKLESS. Ed Brubaker, Sean Phillips, Jacob Phillips. El dúo Brubaker / Phillips ha encontrado su fórmula ganadora y, con pocas variaciones, se ha venido ciñendo a ella desde La Escena del Crimen: género negro, protagonista desengañado primorosamente perfilado, rico reparto de perdedores, inteligente monólogo interior y un impepinable fatalismo determinista. Ahora le han cogido el gusto a las miniseries y esta nueva, que perfectamente podría ser otro capítulo de su obra maestra, Criminal, se publicita como un vistazo al héroe pulp, aunque más bien se trate de su puesta al día de las películas de la Cannon. Ninguna queja: es oro puro una vez más. Eso sí, Phillips se sigue haciendo fotos y su cara aparece página sí, página también. Y por mucho que las ideas políticas de su anterior colorista les dieran asquito, y por mucho que el nuevo colorista sea hijo del dibujante, su estilo le sienta como una patada en los higadillos. Con todo, temprana candidata a lo mejor del año en todas las listas, ya lo verán.
 
DAREDEVIL. Mark Waid, Paolo Rivera, Marcos Martín, Joe Rivera, Javier Rodríguez, Muntsa Vicente. Tras las brillantes etapas de Brian Michael Bendis y Ed Brubaker al frente de la serie, el personaje del abogado ciego justiciero había pasado por tiempos inciertos hasta la llegada del renovador del clasicismo Mark Waid. Seguramente llevados por el título de este primer arco argumental, La Sonrisa del Diablo, y el arranque chispeante, rápidamente se acuñó el sello de que este era el debut del Daredevil optimista, lejos del personaje oscuro y atormentado definido por Frank Miller. No tanto. La grandeza de estos tebeos está en ver a Matt Murdock batallando contra la depresión y no sucumbiendo a ella, de emocionarse con los pequeños detalles cotidianos entre las batallas, del socarrón sentido del humor que el héroe despliega para reírse se sí mismo y superar cada tropiezo, de su originalidad tras décadas de publicaciones. Pero entre el brillo, siempre asoman las grietas. Y eso hace de él un personaje vivo y lleno de matices. Por si fuera poco, el elenco de dibujantes es excelente. Rivera está sublime, Martín está de dulce y, más adelante, Chris Samnee hará que la serie alcance proporciones estratosféricas.