LOCAS. Jaime Hernandez. La Cúpula. En el voluble juego de Mis Diez Tebeos Favoritos, este es un fijo. Aquí arranca el viaje. Sí, al principio hay Weird Fantasy y Johnny Comet, pero también están ya los personajes y sus relaciones entre ellos. Jaime es un contador de historias que desvela una mirada llena de ternura y comprensión hacia el ser humano. Esos personajes tejen un complejo tapiz, un microcosmos en el que se encuentran y desencuentran, crecen y envejecen con nosotros, evolucionan como nosotros lo haremos, viven en barrios pobres, tienen trabajos precarios, se meten en bandas callejeras, montan grupos de punk, afrontan la edad adulta, se niegan al crecer y al final seguirán perdidos. Con ese divino dibujo que simplificará, sintetizará y depurará su trazo, transitando de Alex Raymond a Alex Toth.
DR. VÉRTIGO. Martí (Riera). La Cúpula. Martí, el artífice de la jacarandosa serie Taxista, se aleja de Chester Gould y se acerca a Charles Burns para entrar en el terreno de David Lynch. Crea y explora así un mundo propio de enfermedades mentales, y psicoanálisis hasta sus últimas consecuencias en el retrato de una mujer aplastada bajo la represión, el abuso, la religión culpabilizadora y un matrimonio tóxico. Una reflexión muy llena de verdad.
HELEN DE WYNDHORN. Tom King. Bilquis Evely, Matheus Lopes. Norma. Tom King está probando cosas nuevas con un estilo nuevo y está saliendo airoso. Esto, al principio, parece un afectuoso homenaje a Robert E. Howard, creador de Conan, pero también al John Carter de E.R. Burroughs, y luego nos conduce a una historia de fantasía con el fondo triste y amargo que hay tras todo el brillo de esos mundos de ensueño. No sólo por la compañía de Evely y Lopes parece esto una continuación espiritual de Supergirl, también lo es por el viaje iniciático de una jovencita en el que todo, absolutamente todo el arte es exquisito, y está inspirado en las ilustraciones que acompañaban a las publicaciones pulp. Un tebeo muy bonito sobre el poder de la imaginación y los territorios a los que nos lleva.
LAS CASAS DE LOS IMPÍOS. Ed Brubaker, Sean Phillips, Jacob Phillips. Norma. La memoria es engañosa. Y cuando somos incapaces de discernir qué es verdad y qué es mentira, la memoria también puede ser muy dañina. Brubaker y Phillips entregan un trabajo menor esta vez, una exploración sobre los peligros de los recuerdos inducidos y la paranoia sobre las sectas satánicas en un mundo que parece podrido. Ese es el verdadero terror.
MIRACLEMAN: LA EDAD DE PLATA. Neil Gaiman, Mark Buckingham, Jordie Bellaire. Panini. Era de esperar. Después de estar 40 años dormido, llegas con tu mentalidad y tus valores, que quedaron perdidos décadas atrás, al mundo creado por Miracleman al final de la etapa de Alan Moore y no crees que te encuentres en una utopía, sino en un estado tiránico, totalitario y absolutista. En una dictadura oligárquica de déspotas ilustrados. Eres el Capitán América de los Ultimates llevado unos cuantos pasos más allá. Te preguntas quién eres realmente, Dickie Dauntless, Young Miracleman. Y ahora, ¿qué vas a hacer?
ZATANNA: ABAJO LA SALA. Mariko Tamaki, Javier Rodríguez. Panini. Una fruslería que funciona a modo de historia de origen, que se eleva gracias al arte de Javier Rodríguez, que homenajea al cine expresionista alemán, Metrópolis, El Gabinete del Doctor Caligari y las vanguardias artísticas, y que pretende darle algo de enjundia a un personaje tan silver age que se caracteriza por las medias de rejilla, la chistera y hablar al revés.
EL HORROR DE DUNWICH. Gou Tanabe. Planeta. Se completa con este tercer tomo la versión en cómic del relato más complejo de Lovecraft, en el que la tensión se va acumulando página tras página, recogido en la adaptación más extraordinaria y siniestra. Una exhibición de cómo llevar a cabo con éxito la imposible tarea de poner en imágenes el horror cósmico.
I AM A HERO. Kengo Hanazawa. Norma. La trivialidad cotidiana es absurda, torpe, exenta de toda elegancia. Encerrados en cuchitriles que creemos nuestro refugio, esclavizados en existencias miserables, obsesionados con el sexo urgente como una huida momentánea. Incapaces de zafarnos de nuestras inseguridades y frustraciones, pero llenos de ira. En una situación extrema sólo hay mezquindad, egoísmo y cobardía, y sale a flote lo que somos: seres ridículos, acomplejados, reprimidos. Para los más temerarios, el apocalipsis final es una gran fiesta que hay que apurar; otros se amparan en el rebaño esperando que alguien, que algo, lo solucione por ellos. No es la cautela, sino la cobardía lo que nos impide movernos. Todo nuestro instinto nos grita que sobreviviremos quietos como ratones. Esta es la historia del héroe más improbable.